En el pasado, aquellos puntos donde se localizaba agua espontáneamente se consideraban verdaderos oasis. Basta decir que los antiguos caminos y vías pecuarias en ocasiones variaban su trazado con el fin de pasar por fuentes y pozos donde lógicamente paliaba su sed el hombre y sus animales.
Tal era la importancia de los manantiales y fuentes que con frecuencia el origen de muchos municipios es precisamente este, un lugar donde existía una fuente o un pozo y alrededor del cual (normalmente coincidiendo con la plaza) se disponía un pilar, abrevaderos, lavaderos y demás infraestructuras auxiliares, cada una de ellas con su peculiar arquitectura.
Las fuentes no solo fueron lugares donde abastecerse del líquido elemento. En estos lugares siempre concurridos se reunían trabajadores del campo, ganaderos, mujeres con sus cantaros en la cabeza y niños apagando los rigores del estío mientras se refrescaban.
Eran verdaderos “centros sociales” donde la comunidad acudía a diario.
Pozos, fuentes y abrevaderos guardan un legado silencioso y basta acercarse a uno de estos pilares para que entre los murmullos del agua se escuchen sonidos callados de días de calor, sed apagada y descanso en el camino.
Fuente de la información GR 48.
http://senderogr48.sierramorena.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario