Antes de realizar cualquier actividad deportiva en el medio natural hay que tener en cuenta el material y equipo adecuado y por supuesto prever una serie de condicionantes e imprevistos a lo largo de la marcha.
Preparación del Itinerario.
Hay que recopilar información y planificar la excursión con un mapa haciendo cálculos realistas en cuanto al horario. Es importante preguntar a alguien que conozca el entorno que vas a recorrer, el contacto con los habitantes de cada zona enriquece mucho las experiencias del caminante.
Tramitar los permisos pertinentes: autorizaciones de paso en zonas restringidas o de uso público en espacios naturales protegidos, acampada, reservas en refugios u otros alojamientos.
Toca preparar el equipo y material necesario. El calzado es la prenda más importante para el senderista. Las botas han de ser ligeras, cómodas, fuertes, con una suela gruesa y dura. El tobillo ha de estar bien protegido para evitar torceduras, esguinces y rascadas.
La mochila también es un elemento a tener en cuenta en la que no debemos de olvidar llevar la topoguía, protector solar, protector de labios, cantimplora, comida rica en azúcar e hidratos de carbono. Según las previsiones se puede añadir paraguas pequeño o chubasquero e incluso una linterna o frontal. Es aconsejable llevar un botiquín básico con tiritas, desinfectante, aspirina, gasas, tijeras y aquellos artículos farmacéuticos que creamos pueden sernos útiles en nuestra salida.
Llévate un móvil y recuerda que el número internacional de emergencias es 112.
Durante el camino.
Es fundamental dosificar el esfuerzo con un desgaste físico mínimo aunando la capacidad física y la técnica.
Procurar empezar la caminata a un ritmo más lento de lo normal e ir aumentando a una marcha constante. El ritmo también debe estar coordinado con la respiración y evitar paradas prolongadas para evitar el enfriamiento de los músculos.
Una velocidad adecuada en un itinerario plano sería 3 ó 4 kilómetros por hora. Por último es importante hidratarse constantemente con agua y bebidas isotónicas.
Nuestra relación con la Naturaleza.
Si somos capaces de mantener una correcta relación con el medio natural por el que discurrimos, seguro que gozaremos de la satisfacción de su conservación.
• El fuego es uno de los peores enemigos del medio natural. A lo largo de nuestro caminar puede haber zonas habilitadas para encender un fuego, no obstante hay que respetar los periodos en los que esto no se puede hacer bajo ninguna circunstancia.
• La generación de residuos es inevitable en nuestra andadura campestre, pero está claro que sabemos cómo depositarlos en los contenedores apropiados para cada tipo de residuo, es más, nos interesa planificar qué llevamos para iniciar la marcha con la menor cantidad de residuos posible.
• Al igual que se regulan las normas de convivencia en la urbe, también existe una lógica y acertada relación entre la naturaleza y nuestra actividad senderista, a la vez que una empatía con las personas que nos encontramos
en el camino o en las poblaciones en las que nos detenemos.
• No podemos recoger recuerdos como plantas, animales o minerales, cualquier foto los convertirá en souvenirs imperecederos.
• Portones, verjas y cancelas permeabilizan el senderismo, por lo que habremos de ser consecuentes y dejarlos cerrados tras nuestro paso, evitando así que entre o salga el ganado u otros animales.
• Respecto a nuestros animales de compañía hay que tenerlos muy cerca y controlados. Conviene no alejarse y respetar el trazado de los senderos, lo contrario puede conllevar el riesgo de pérdida e incluso poner en compromiso nuestra propia seguridad.